La cocina independiente sigue estando en muchos de nuestro hogares y a la hora de elegir el modelo a comprar deberemos de tener en cuenta distintos factores (tamaño, tipo de energía, cantidad de quemadores, acabado…) para que nuestra elección sea la correcta.
Antes de decidirte por una cocina u otra debes tener en cuenta las dimensiones del espacio donde la vas a situar y la ubicación que le vas a dar. Elige un tipo de cocina que se adapte a tu hueco disponible. Revisa que tengas espacio disponible para abrir la puerta del horno correctamente.
Debes tener en cuenta tus costumbres a la hora de cocinar. Piensa si necesitas un fuego grande más potente o mejor 4 o 5 fuegos más pequeños que te aportan una mayor versatilidad.
El gas es una energía más económica, más bajo que el precio de la luz, pero las cocinas eléctricas aportan una mayor precisión a la hora de calentar. Elige lo que más te convenga para no aumentar innecesariamente tu factura de la luz.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es el tipo de energía que vamos a usar:
El gas es el sistema energético más económico, es mucho más bajo que el precio de la luz. Si optamos por el gas, hay que prestar especial atención a la hora de encargar la cocina, al tipo de gas que queremos utilizar. Existen marcas (Meireles, por ejemplo), que pueden modificar sus cocinas de gas butano a gas natural a petición del cliente.
Gas butano o propano es el que viene en bombonas
Gas Natural o ciudad, nos es suministrado a nuestro hogar mediante conducción de tuberías.
Un cocinero experimentado puede encontrar más fácil ajustar el calor según la llama. Además permiten pasar de calor a frío más rápido, al contrario que las vitrocerámicas, que retienen más el calor. Otra ventaja es que no dependemos de la electricidad para poder cocinar.
Son mucho más complicadas de limpiar. También puede darse la situación de que el Gas Natural no llegue a tu zona de residencia.
Podemos optar por dos tipos dentro de las cocinas eléctricas:
Placas eléctricas tradicionales, placas de hierro fundido de diferente tamaño y potencia. Cada placa puede graduarse en intensidad y suelen tener una placa de calentamiento más rápido.
Vitrocerámicas, la base es lisa y de muy fácil limpieza construida de vidrio ecológico. Podemos seguir usando el calor después de apagarla, gracias al calor residual, disponen de una señal luminosa que nos lo indica. Suelen tener 3 ó 4 zonas de cocción.
Las placas eléctricas tradicionales son algo menos costosas que la vitrocerámica, aunque estas son más elegantes y sobre todo más fácil de limpiar. Se calientan más rápido y la superficie se enfría antes.
Las placas eléctricas tradicionales dejan mucho que desear en cuanto a la estética, y la vitrocerámica es más cara y requiere utensilios de materiales específicos para cocinar en ellas.
Son cocinas para poner sobre las encimeras de cocina o sobre alguna mesa o mueble. En este tipo de cocinas podremos elegir de gas butano o propano, eléctrica o incluso vitrocerámicas.
Los materiales comúnmente empleados son el acero inoxidable y los esmaltados. El acero inoxidable nos aporta la ventaja de que si tenemos golpes o picaduras nunca tendremos esa zona con oxido. Con el esmalte, aunque no es muy frecuente, si existe esta posibilidad.
Este es otro de los aspectos básicos a decidir a la hora de comprar nuestra cocina.
Son los clásicos hornillos. Para gente que disponen de poco espacio, para campings… Habitualmente traen un fuego o dos.
Habitualmente son cocinas de Gas. No tienen espacio para guardar la bombona, aunque en algunos modelos, sustituyen el horno para dar ese espacio a la bombona de gas.
Incorporan un horna y no tienen espacio para guardar la bombona de gas butano. Normalmente vienen con 4 fuegos.
Son cocinas que incorporan un espacio para las bombonas, además del horno. Suelen disponer de 4 ó 5 fuegos, aprovechando el centro de la zona de cocción.
Cocinas para necesidades especiales. Con 7 fuegos, permiten una gran versatilidad y capacidad de cocción. Incorporan varios hornos.
Al comprar una cocina, otra de las opciones que debemos considerar es el tipo de horno que queremos adquirir, de gas o eléctrico.
Un horno eléctrico produce calor constante y parejo y por lo tanto es más fácil configurar y controlar de forma más precisa la temperatura más.
Energéticamente un horno eléctrico ahorra un 25% respecto al horno de gas a la hora de cocinar un mismo alimento. Esto ocurre ya que la resistencia es más eficiente y al llegar a la temperatura deseada se apaga, y si desciende la temperatura se vuelve a conectar.
En un horno de gas, al estar presente una llama, el calor es más desigual y difícil de controlar. Con el gas también se puede calentar demasiado, por lo tanto las recetas que precisan temperaturas más bajas serán más difíciles de cocinar. Además, son más lentos que un horno eléctrico.
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