El horno de cocina vuelve a retomar la importancia que perdió con la aparición de los hornos microondas, ya que actualmente incorporan una gran variedad de avances tecnológicos, que los hacen más fáciles de usar, con más funciones y sobre todo más sencillos de limpiar. Hornos tradicionales, multifunción, pirolíticos, de calor envolvente, de vapor… se hace difícil tomar una decisión de compra.
Antes de decidirte por un horno u otro debes tener en cuenta las dimensiones de tu cocina y la ubicación que le vas a dar.
Lo más aconsejable es colocar el horno en columna bajo el microondas y que así esté a la altura adecuada para nosotros. Si esto no fuera posible lo más habitual es colocarlo debajo de la placa de cocina. Si tenemos falta de espacio, los hornos compactos presentan menos altura, y así poder manejar distintas variantes en cuanto al diseño de la columna.
Lo primero que deberíamos hacer no es pensar en las características del horno, si no en nuestros hábitos culinarios, frecuencia con la que usamos el horno, si lo usamos varias veces por semana o esporádicamente, número de personas que somos en casa, tipo de comidas…
Te interesa analizar la opción de hornos pirolíticos o de vapor y cuya limpieza es de lo más sencilla y nos olvidaremos del inconveniente de bayetas y productos de limpieza, solo realizar el proceso indicado y pasar un paño húmedo.
Puedes optar por hornos multifunción, con calor envolvente, donde puedes realizar varios platos al mismo tiempo, sin que se mezclen los olores y sabores. O simplemente un horno tradicional.
Antes de decidirte, sopesa el ahorro que te aporta cada tipo de horno. Elige una eficiencia energética correcta y notarás el ahorro en tu factura de la luz.
Una vez que tenemos claras nuestras necesidades nos toca elegir el formato. Según la energía con la que funciona, un horno puede ser:
Son más lentos que un horno por convección y el consumo energético es mayor, ya que cada vez que abrimos la puerta el ciclo de calentamiento vuelve a comenzar. Al calentarse por llama, el calor es más desigual y difícil de controlar. Su uso es más complejo, por ejemplo a la hora de cocinar recetas que precisen temperaturas bajas, ya que tienden a calentar demasiado.
Un horno eléctrico produce un calor constante y parejo, y por tanto es más fácil de configurar y de precisar la temperatura. Cocina mediante resistencias eléctricas que distribuyen el calor uniformemente por todo el horno. Calientan a una mayor velocidad que los hornos de gas.
Energéticamente un horno eléctrico ahorra un 25% respecto al horno de gas a la hora de cocinar un mismo alimento. Esto ocurre ya que la resistencia es más eficiente y al llegar a la temperatura deseada se apaga, si desciende la temperatura se vuelve a conectar, en un horno de gas, el consumo siempre es constante.
En España esta diferencia se reduce debido a que el gas es mucho más económico que la electricidad.
Según sus funciones, podemos diferenciar entre los siguientes tipos de hornos:
Son los tipos de horno más versátiles y los más habituales hoy en día. Permiten multitud de combinaciones a la hora de cocinar, ya que posee resistencias en la parte superior e inferior, y el grill y el ventilador permiten que se adapte a nuestras diferentes necesidades.
En realidad son hornos multifunción pero con una función añadida, la pirólisis. Esta función carboniza la suciedad a 500 ºC, lo que nos permite limpiarlo simplemente con un trapo. Muy útil si utilizamos nuestro horno a menudo.
Un mismo aparato facilita la descongelación de los alimentos, a la vez que te permite cocinarlos. Además, llevan la función de grill incorporada. La desventaja que presentan es su tamaño, más grandes que un microondas normal pero con una capacidad más reducida que un horno multifunción.
Nos permiten ahorrar espacio ya que suelen medir unos 45 cm de alto.
Son hornos algo más profesionales, aunque perfectamente válidos para cualquier hogar. Poseen las mismas funciones que un horno multifunción, pero aportan la cocción a vapor, se cocinan los distintos alimentos con un porcentaje diferente de vapor. Son más difíciles de manejar pero le dan un toque de calidad a tu comida.
No requieren toma de agua, aunque algunos sí disponen de ella, pero necesitan un depósito de agua por lo que se pierde parte de su espacio interior, pasa de una capacidad de 60-70 litros a 35-40 litros.
El etiquetado energético en un horno no depende de la comparación de consumo, como en otro tipo de electrodomésticos, sino a consumos unitarios. Lo que define el consumo es básicamente el calor. Cuanto menos calor se pierda, más eficiente será nuestro electrodoméstico.
Por tanto tenemos hornos con una calificación energética de A y A+.
Estos son nuestros hornos de clase A
Estos son nuestros hornos de clase A++
También nos podemos encontrar hornos que han conseguido un ahorro de un 10% y de un 20% sobre la clase energética A.
La capacidad interior de un horno se mide en litros y a la hora de elegirlo dependerá del número de persona que seamos en casa, nuestra forma de cocinar y del volumen de los alimentos que solemos preparar. La capacidad normal de un horno está en torno a los 60 litros, pero hay modelos sobrepasan los 70 litros.
En un horno eléctrico tenemos varios términos en relación a su potencia; potencia del horno, del grill, de limpieza mediante pirólisis y del término de consumo energético, todos ellos vendrán expresado en vatios.
Cuanta mayor sea la potencia del horno, menos tiempo tardaremos en los procesos de cocción de los alimentos. Lo ideal, sería elegir el de mayor eficiencia energética de entre los modelos que se adapten a nuestras necesidades, aunque los más eficientes suelen ser más caros, a la larga lo amortizaremos por el ahorro de consumo en su vida útil.
Un punto importante a tener en cuenta en el ahorro energético es una buena iluminación interior del horno; de esta forma evitaremos tener que estar abriendo la puerta para comprobar el estado de la cocción del alimento. Esta acción supone el perder una cuarta parte de la energía usada cada vez que abrimos la puerta.
En este apartado veremos algunas de las muchas funciones y prestaciones especiales que podemos encontrar en la gran variedad de hornos existentes. A mayor número de prestaciones, mayores posibilidades de cocción, y, en consecuencia, mayor precio.
Son las destinadas a facilitarnos y optimizar el cocinado de los alimentos:
Precalentamiento rápido
Turbo-grill: Provoca un calor mucho más potente que el grill tradicional. Reparte la temperatura uniformemente, por lo que no es necesario dar la vuelta a los alimentos a la hora de cocinarlos.
Funciones Vario Grill y Maxi Grill: Nos permiten regular la potencia del grill, para gratinar superficies mayores.
Cocción al vacío SousVide: Hornea los alimentos a baja temperatura. Los alimentos se cocinan despacio, sin superar el punto de cocción adecuado, el resultado final conserva los sabores en toda sus intensidad.
Función horno de leña: La vuelta a la cocina tradicional; el calor envuelve el alimento y a la vez recibe un calor más intenso en la base.
Sistema de calentamiento 3D profesional: Permite cocinar hasta 3 niveles al mismo tiempo garantizando una perfecta distribución del calor y evitando la mezcla de olores y sabores.
Otras funciones que podemos encontrar se relacionan con la comodidad en su utilización, por ejemplo, puertas con diferentes sistemas de apertura, termostato electrónico, programa de cocción integrado…
Cabe destacar las puertas extraíbles, que se abren como un cajón por lo que no hace falta tocar las bandejas ni introducir las manos en el interior del horno caliente. Este tipo de puertas son recomendables para instalaciones bajo encimera o semicolumna.
En este punto es cuando tenemos que decidir el tiempo y el esfuerzo que queremos dedicar a la limpieza del horno. Los hornos tradicionales se limpian con una balleta y productos específicos. Actualmente, hasta los hornos más sencillos tienen distintos sistemas de esmaltado en sus paredes que nos facilitan la limpieza:
Limpieza catalítica: Las paredes del horno disponen de unas placas porosas que retienen la grasa y la elimina a temperaturas superiores a los 200º, pero es más efectiva cuando encendemos el horno sin alimentos y lo mantenemos durante unos minutos a esa temperatura. La limpieza no es 100% efectiva pues este tipo de placas no cubren todo el horno, por lo que hay que usar productos específicos y siempre en seco, pues el agua estropea las funcionalidades de este tipo de paredes.
Limpieza pirolítica: Es muy recomendable si se hace un uso intensivo del horno. Los hornos pirolíticos están preparados para aguantar altas temperaturas y dotados de paredes exteriores especialmente aislantes. Para realizar la limpieza es necesario retirar los componentes interiores como bandejas y guías extraíbles. Al iniciar la limpieza el horno alcanza los 500º, reduciendo a cenizas y CO2 cualquier resto de alimento o grasa que haya en su interior. Una vez terminado (de 2 a 3 horas) limpiaremos simplemente pasando un paño seco.
Limpieza por vapor de agua: Dependiendo de la marca puede tener distintos nombres (Hydroclean, Aqualisis, AquaClean o EasyClean). Las paredes tienen un esmalte mucho más preparado para repeler la suciedad que suele adherirse a las paredes. Solo hace falta verter un vaso de agua en la base del horno y activar la función de autolimpieza. Gracias al vapor que se genera en el interior del horno, la suciedad se desprende de la superficie. Una vez terminado este proceso, empieza el enfriamiento para que se pueda retirar los restos sin peligro de quemaduras. Este sistema presenta ciertas ventajas con respecto al de pirólisis porque no se supera los 60ºC. lo que supone un ahorro importante de energía.
Abre la puerta del horno sólo cuando lo necesites ya que cada vez que lo abres se pierde un 20% del calor acumulado. Puedes utilizar la luz interior para ver el punto de cocción sin necesidad de abrirlo.
Utiliza el reloj avisador de tu horno.
Cocina varios alimentos a la vez para reducir el consumo..
No es necesario precalentar el horno para cocciones de más de una hora.
Apaga el horno un poco antes de finalizar la cocción, aprovechando el calor residual.
Los hornos de convección favorecen la distribución uniforme de calor, ahorran tiempo y gastan menos energía.
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